Descripción
M.P.N. Jóvenes. Marzo 22 de 2014. Profeta. Norma Stella Ruiz. Ejerciendo la autoridad del reino. Serie. El reino de Dios.
Romanos 13:1
Introducción. Hemos estudiado que somos de un reino cuyo único y soberano Rey es Dios, y por ser hijos de Dios, él nos da autoridad en su reino, pero también es importante aprender cómo ejercer esa autoridad que nos da el Señor, y al tiempo ser conscientes de que nuestra autoridad es Dios. La palabra autoridad viene del griego: Exousia, que quiere decir: regir o gobernar. Cuando Dios creó al hombre y a la mujer, a su semejanza (Génesis 1:27), estableció un principio para gobernarlo, Dios mismo les ordenó que fructificaran, se multiplicaran, sojuzgaran la tierra y se enseñorearan de ella (Vr.28), eso tiene que ver con la autoridad que Dios nos da, luego, al recibir a Cristo nos confirma como sus hijos (Juan 1:12); así que desde el principio Dios nos ha delegado autoridad, y así quiere que la ejerzamos, entendiendo claro está que es Él nuestra máxima autoridad.
En el texto que hoy estamos meditando (Romanos 13:1), el apóstol enfatiza que debemos someternos a toda autoridad, personas superiores, ejemplo: en tu colegio, tu universidad, en tu casa (tus padres); y por eso tú debes comportarte bien así no esté tu papá en casa, y cuando él no está la autoridad es la madre, así que debes obedecerles a ambos; y en caso de que no estén tus padres, deberás obedecer a la persona mayor que se encuentre allí; así sea tu hermano mayor, es de todas maneras tu autoridad. Dios siempre ha de colocar en nuestra vida autoridades a las cuales debemos someternos; Dios por ser autoridad sobre todo, la delega a quien él quiera, y como hijos de Dios, tenemos autoridad delegada de parte del Señor; es la razón por la cual, no te mandas a ti mismo, no puedes decir “yo hago con mi vida lo que quiero”, porque aunque a muy temprana edad el jovencito o la jovencita adquiera características de adulto, se crean que ya ellos “se mandan solos” y que ya ningún adulto les puede decir nada, o porque ya tienen su mayoría de edad, pueden llegar a la hora que quieran y hacer lo que les plazca, y resulta que así seas mayor de edad pero si vives en casa de tus padres, y seas un hijo de Dios, tendrás que someterte a su autoridad, porque en tu casa rigen unas normas, así que es imposible que puedas vivir cómo quieras, porque tienes que ser responsable con la vida que Dios te da, y es necesario entregar cada área de nuestra vida a Dios, porque tenemos vacíos y necesidades que nosotros mismos no podemos suplir, y por tanto no podemos gobernarnos a nosotros mismos, sino Dios quien gobierne y dirija nuestra vida, y así podremos administrar bien todo lo que el Señor nos da y entender que Dios nos delega autoridad para:
1. Edificar. Lo primero que debemos edificar es nuestra vida, y para ello debemos tener unas bases, y estos vienen de esos valores que Dios ha establecido en su Palabra. El Señor Jesucristo compara el reino de los cielos con dos hombres, el uno sabio y el otro insensato, este último edificó su casa sobre la arena, que es sinónimo de: mentira, pecado, todo lo desagradable delante del Señor. Pero tú puedes aprender de aquel hombre sabio, y así edificar tu vida sobre Cristo (la roca), esto equivale a cimentar tu vida sobre los principios y los valores del reino de Dios, como herederos y habitantes de Su reino. Hoy debes pedirle a Dios de esa sabiduría para edificar tu (casa) vida, de manera que venga sobre ti la gloria de Dios; esto hará posible que puedas identificar ¿sobre qué estás cimentando tu vida, en lo incorrecto: la mentira, el pecado, la rebeldía la pereza, el chisme o el temor? Que hoy puedas reflexionar y renunciar a todo lo que en tu vida representa “arena” en tu vida, porque la única persona que puede “cavar y sacarla” de tu vida eres tú mismo, con la ayuda del Espíritu Santo y Dios te quiere ayudar; para que puedas ahora echar los fundamentos de tu vida sobre la Roca, que es Jesús. Así cuando más adelante venga un problema o una necesidad, o una enfermedad, sepas que Dios está a tu lado, para ayudarte y levantarte, porque “al que tiene fe todo le es posible”. Cuando tú crees una promesa de Dios, el Señor se alegra por ello; puesto que Él envía su Palabra de autoridad, y con esa palabra fue que creó el universo y así te delega esa misma autoridad, incluso para hacer guerra espiritual, y edificar tu vida.
Lo segundo es que debes tener cuidado y edificar también casa para Dios, y el Señor te dará esa autoridad porque será una casa donde no solamente tú podrás habitar, sino tu casa, y tus generaciones. Dios nos da autoridad para hacer siempre lo bueno (2ª. Corintios 13:10), no para destruir algo; porque su autoridad es para edificar y no para destruir, para hacer justicia y no para pasar por encima de los demás. Dios siempre estará de lado de la autoridad sea quien sea. Es tu responsabilidad que tú edifiques tu vida primeramente, de manera responsable, sabia, porque es tu vida. Luego viene la autoridad para edificar una familia, comprendiendo que hay etapas para edificar una relación, que comienza con una amistad, sin tener detalles ni, besos etc., porque todo esto genera compromisos innecesarios, en una etapa donde estos no deben estar todavía, razón por la cual les van perdiendo el respeto y las chicas ya no se valoran. Es necesario que las jovencitas se hagan respetar, se valoren así mismas; es necesario aprender a edificar la amistad, cuando es el tiempo para ello, y el noviazgo o matrimonio, cuando estés ya en esa etapa de edificar para tu matrimonio. Así como las jovencitas deben hacerse respetar, así los jovencitos deben respetarlas, porque son las hijas de Dios. Autoridad también en el matrimonio, porque ésta no es solamente para echar fuera demonios, sino que debe ser integral, en todas la etapas de tu vida; porque como jóvenes están edificando su futuro y cómo será su familia.
2. Autoridad espiritual. Debemos reprender las obras de las tinieblas (Efesios 5:11), ejemplo de esas obras: La fornicación, puede ser reprendida por ti en el Nombre de Jesús. Igual que el Señor, tú también puedes reprender las tentaciones cuando estas lleguen. Jesús con autoridad resistió las tentaciones. Ninguna tentación es mayor que la autoridad que tenemos en Cristo; por tanto, ninguna tentación te puede dominar, porque tú eres un habitante del Reino y por tanto, tienes esa autoridad, y así mismo por ello puedes vencer la ira, el enojo, los pleitos; o cuando espíritus inmundos de pornografía, masturbación, quieren dominarte, tú tienes autoridad para echarlos fuera de ti. ¡No te ejercites en el pecado! Tener autoridad sobre la guerra espiritual, argumentos que el diablo ponga en tu vida, no los aceptes, aprende a reprenderlos en el Nombre de Jesús. Sé excelente en lo que te corresponde a ti y el Señor se encarga de los demás.
3. Autoridad para Administrar (1ª. Pedro 4: 10). Dios te ha dado dones y te ha capacitado, para que puedas ser buen administrador de tu vida, en el hogar, donde quieras que te corresponda desarrollar tu vida, el Señor te ha dado dones, para que puedas desarrollar bien tu vida. Hemos visto jóvenes que le creyeron al Señor por esta Palabra y han podido hacerse profesionales y muchos de ellos han podido iniciar su empresa exitosamente, y esto no los ha apartado de la iglesia, al contrario están más comprometidos con el Señor. La autoridad del reino que Dios te delega, debes aprovecharla y ejercerla a la manera de Dios, pero no la puedes delegar, porque es para que tú la ejerzas.
CONCLUSIÓN. Así como el universo fue hecho con autoridad y Dios rige con base a la autoridad divina, así también nosotros como hijos del Reino debemos usar de la manera adecuada la autoridad que Dios nos delegó, sin extralimitarnos ni quedarnos cortos en la administración de la misma.
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